Sergio Moya
Presidente Comisión Salud Asociación de Empresas Región de Valparaíso – ASIVA
Una de las materias que más ha interesado a la ciudadanía en el último tiempo es el debate en torno a la creación de un sistema nacional único de salud, con cambios en el modelo prestador y asegurador. Un nuevo modelo necesariamente debe apuntar a poner al paciente al centro y garantizar la calidad, continuidad y oportunidad de la atención de salud, sin importar si la persona es cotizante de Fonasa o de Isapre.
El acceso a la salud debe ser un eje fundamental para instaurar una mejor salud para Chile. En ese sentido, un sistema público robustecido debe ir unido a una complementariedad con el sector privado de salud. De lo contrario, el futuro sistema heredará el desafío de resolver las listas de espera quirúrgicas que hoy afectan a 300 mil pacientes no-GES, y deberá ser capaz de dar atención a lo que se proyecta serán más de 2.7 millones de personas en espera por una consulta de especialidad.
Y es que el aporte que hoy hace la red privada de prestadores de salud es muy significativo: al año brinda más de 25 millones de atenciones (14 millones a pacientes Fonasa); realiza más de 600 mil cirugías y da empleo a más de 210 mil personas. En regiones como la nuestra, la salud privada es un eslabón fundamental para las personas que carecen de acceso a salud por motivos geográficos y así quedó demostrado durante la pandemia, donde el sector aportó el 40% de las camas UCI a nivel país. Además, las clínicas privadas actúan como campo clínico para las carreras de la salud, que sólo en nuestra región ascienden a 28 mil alumnos.
Tan importante como el acceso es la libertad de cada persona para elegir dónde usar su cotización y cobertura de salud. La modalidad libre elección quedaría limitada en el nuevo sistema propuesto para los casi 10 millones de personas que hoy sí pueden decidir, de las cuales 6 millones son pacientes Fonasa que optan por el sistema privado bajo la modalidad libre elección. De cambiar a un sistema en que el Estado destine obligatoriamente la cotización al financiamiento del sistema único de salud, quienes hoy escogen acceder a la red privada tendrán que “repagar una nueva cotización”, limitando el acceso a los que puedan contratar seguros complementarios con recursos propios y adicionales a su 7%.
En definitiva, cobra especial relevancia la complementariedad público-privada para sumar y no restar capacidades, en beneficio de todos los pacientes. Con visión, compromiso y diálogo constructivo entre todas las partes, podremos avanzar hacia un modelo que logre efectivamente una mejor salud para Chile.
(Publicada 31 de agosto 2022 en diario El Mercurio de Valparaíso)
